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¿Quieres ser popular?

  • Foto del escritor: TANIA TREJO
    TANIA TREJO
  • 27 abr 2019
  • 2 Min. de lectura

De acuerdo a Mitch Prinstein, profesor e investigador de la Universidad de North Carolina, hay dos tipos de popularidad y estamos eligiendo el equivocado, de acuerdo a él  hay un tipo de personas en las que confiamos, nos caen bien, nos gusta pasar tiempo con ellas, son populares porque son agradables. Otro tipo de personas en cambio, son populares porque tienen cierto estatus y usan ese estatus para influenciar sobre otros.

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Prinstein ha estudiado la popularidad y el efecto que tiene en nosotros y ha encontrado que las personas que son populares porque son agradables suelen ser más saludables, tienen mejores relaciones personales, un trabajo más satisfactorio e incluso viven más, en cambio las personas que son populares por su estatus suelen presentar ansiedad, depresión y  problemas de adicciones.

Siendo adolescentes lo natural es querer ser notados, aceptados y aprobados y la forma más sencilla de lograrlo es obteniendo cierto estatus, sin embargo en décadas pasadas esto era sólo una etapa y cuando se llegaba a la adultez se descubría que ser agradables y simpáticos permitía entablar  mejores conexiones personales que facilitaban la vida en general. Sin embargo ahora no es así, nos seguimos preocupando por  el estatus aún cuando somos adultos lo que nos condena a una adolescencia interminable.

Si esto ya es un problema, para las chicas es mucho más complicado. A las niñas se les enseña que tienen que ser buenas en las relaciones y a los niños se les empuja a enfocarse en su desempeño, esto se intensifica en la adolescencia ya que si quieres lastimar a un chico lo haces sentir débil o pasivo, si quieres lastimar a una chica la haces sentir inepta y excluida.

Para los chicos es posible ser agradables y tener estatus, para las chicas no. Las chicas usan un tipo de agresión para mantener su poder sobre los demás, no se trata de desarrollar relaciones sino de dominar a los demás, por lo que muchas sí son populares pero desagradables.

Entre los descubrimientos de Prinstein, existe el dato de que al ser rechazado y excluido la expresión del ADN puede cambiar haciéndonos más proclives a enfermedades inflamatorias y virales.

¿Qué podemos hacer? Prinstein dice que podemos cambiar nuestras propias percepciones y prejuicios en torno a la popularidad y ayudar a formar la popularidad de nuestros hijos: podemos encausar que nuestros hijos busquen la popularidad siendo agradables.

El hecho de querer ser populares mediante la amabilidad implica un cambio enorme en la conducta de las personas, ya que se volcaría al otro (ser amable con el otro) en lugar de querer atraer la atención de los otros hacia uno mismo, esto resultaría en menos egocentrismo y más empatía…. poderoso ¿no?

Para saber más del tema:

Anderson, J. (2017) There are two kinds of popularity and we are choosing the wrong one. Quarts Media. Recuperado de https://qz.com/1027802/there-are-two-kinds-of-popularity-and-we-are-choosing-the-wrong-one/

Prinstein, M. (2017) Popular: The power of likability in a satatus-obsessed word. Viking: USA.

 
 
 

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