Celos
- TANIA TREJO

- 4 may 2019
- 2 Min. de lectura

Seamos honestos, todos hemos sentido celos en algún momento de la vida, esta herida narcisista que sentimos como dolor y tristeza ante la posible o inminente pérdida del amado o amada. Sin embargo, no todos los celos son iguales ni presentan la misma dinámica.
Freud (1922) clasificó los celos en tres tipos:
Celos concurrentes o normales
Celos proyectados
Celos delirantes
Los primeros son esos que sentimos ante la amenaza de que alguien ronde a la persona en la que depositamos nuestro amor, esos los hemos sentido todos y no pasa tal vez de un poco de drama del que nos recuperamos pronto.
Los celos proyectados comienzan a ponerse interesantes, por así decirlo, es cuando el celoso siente el deseo de ser infiel y entonces proyecta en la pareja la idea de que el otro puede ser infiel con lo que reprime el propio deseo. Curioso, ¿no? Es como aquel refrán "El león creo que todos son de su condición"
Los últimos se salen ya de proporción, son aquellos en los que el celoso pierde objetividad e incluso percibe la realidad de un modo alterado. En este caso el celoso cree que los demás incluido el objeto de su amor, conspiran en su contra, él o ella se perciben como la víctima de la situación, sospechan de todos y de todo, incluso puede "poner trampas" para confirmar sus sospechas y cuando el otro u otra, cansados de la situación se alejan solo confirman sus sospechas iniciales: "Yo sabía que me ibas a abandonar".
Estas situaciones en donde el "amado" vive incertidumbre, aislamiento, estrés constante para no mortificar o dar excusas al otro de sentir celos, van menoscabando la personalidad y la dignidad, el amor que inicialmente hubo se convierte en miedo y enojo, dando más motivo de sospecha al celoso.
Para el celoso delirante, no hay otra realidad más la que él cree por lo que no hay manera de convencerlo y el otro nunca será suficientemente fiel, suficientemente atento o atenta, suficientemente comprensivo o comprensiva. Nada lo convencerá de que está equivocado.
En situaciones extremas el celoso no solo hará daño emocional sino también puede dañar físicamente, ya que ningún argumento le será suficiente y la herida de su ego lo alejará de la realidad.
Para conocer más del tema, te recomiendo la película "Él" dirigida en 1953 por Luis Buñuel.




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